Casualidades de la vida, me pongo a
revisar el álbum debut de Black Star Riders (la banda conocida hasta
hace muy poco como Thin Lizzy) el 20 de Agosto, mismo día que
cumpliría 64 años Phil Lynott. Como sabéis desde hace unos años
la banda lleva girando bajo el nombre de Thin Lizzy allá donde los
hayan llamado y no fue hasta el año pasado, cuando vieron la
posibilidad de grabar nuevos temas, cuando dijeron de cambiar el
nombre a su denominación actual.
Pero como bien dice la “regla”
matemática, el orden de los factores no altera el producto o para
este caso, Thin Lizzy con otro nombre, siempre seguirá sonando a
Thin Lizzy, y esa es la mejor definición de este trabajo, el disco
suena absolutamente a Thin Lizzy, desde los temas más hard rockeros
a los que rezuman esas melodías tan típicas de la banda irlandesa.
Está claro que las manos de Scot
Gorham siguen siendo las fábricas de riffs y melodías guitarreras
que hicieron a la banda irlandesa convertirse en la leyenda que
fueron, pero también está claro que estamos en 2013, que la gente
evoluciona y si que vemos algunos temas que tiran más hacia el hard
rock más actual como “All Hell Breaks Loose”, primer corte de la
grabación y que da título a la misma o más hacia el centro “Hoodoo
Voodoo”, “Valley Of The Stones” o “Right To Be Wrong” ya
dando carpetazo final al plástico, pero también encontramos joyas
que huelen a los Thin Lizzy de hace tres décadas como la increible
“Bound For Glory” (y es que hasta Rick Warwick sintetiza a a
perfección la voz de Lynott) con esas guitarras dobladas a cargo de
Gorham y Damon Johnson que son tan familiares a cualquier seguidor de
la banda o ese aire irlandés que flota en el aire a lo largo de
“Kingdom Of The Lost” o ese rollazo que da “Someday Salvation”
ya casi al final del CD.
En la parte central del plástico nos
encontramos también con grandes temas como “Bloodshot”, “Kissing
The Ground” o el single “Hey Judas”, que empieza con una
guitarra acústica pero termina derivando en un tema bastante potente
con un solo marca de la casa cien por ciento. Y ya en el último
tramo, a parte del tema ya mencionando, nos encontramos con “Before
The War” y “Blues Ain't So Bad” donde podemos apreciar el gran
trabajo en la sección rítmica del bajista Marco Mendoza y el
batería Jimmy DeGrasso.
Como decía antes, un disco que suena a
lo que se supone que sonaría Thin Lizzy a día de hoy, con muchas
referencias a su sonido más tradicional pero con una producción de
2013 y algún elemento más actual. Gran trabajo.
Nota: 7,5
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