lunes, 7 de abril de 2014

Review: Suicidal Angels - Divide And Conquer (2014)

Los griegos Suicidal Angels llevan ya unos cuantos años siendo una de las bandas de referencia de aquella revolución que a mediados de la década pasada surgió a nivel global en el Thrash Metal, coetáneos de Bonded By Blood, Warbringer o los albaceteños Angelus Apatrida, entre muchos otros, su propuesta sin dar concesiones de ningún tipo nos vuelve a sacudir con una descarga de potencia y mala leche a partes iguales.


Una vez más han contado con el gran Ed J. Repka para la portada (por si a estas alturas queda algún despistado... autor de portadas de Death, Megadeth, Dark Angel o las bandas estatales Aggression o Wild, entre infinidad de bandas).


El disco, que cuenta con una producción clara sin caer en la superproducción, llega hasta los casi cincuenta minutos, que se reparten entre diez temas, alternando temas cortos, de entre tres y cuatro minutos con temas de mayor minutaje.


“Marching Over Blood” es el tema encargado de romper el hielo, nos golpea con su afilado riff desde el primer momento, el set de batería de Orpheas Tzortzopoulos marca un ritmo endiablado y junto a Aggelos Lelikakis convierten la sección rítmica de la formación en un muro absolutamente inquebrantable. “Seed Of Evil” es el primero de esos temas con algo más de duración, casi siete minutos en esta ocasión, un tema no tan rápido, más machacón con uno de los estribillos más pegadizos del plástico, muy en la onda de unos Metallica en la época de “Master Of Puppets”. “Divide And Conquer” nos da otra bofetada en forma de tema corto y que da paso a una intro de violines con la que se nos presenta “Control The Twisted Mind”, tema que tras dicha intro comienza con un arpegio que desemboca en otro tema seco, pesado y con un riff envenenado que acompaña a la áspera voz de Nick Melissourgos. A destacar a lo largo de todo el disco el guitarra del propio Nick como de Chris Tsitsis.


Con “In The Grave” llegamos al ecuador de la grabación, donde la base rítmica machacará tu cuello de manera infernal. El tema comienza contundente pero algo lento, cosa que en la segunda parte de la composición cambia radicalmente, el tempo aumenta y las guitarras intercambian solos vertiginosos en el tramo central, para ir desacelerando poco a poco (eso sí, desacelerando pero con un doble bombo golpeando nuestro pecho sin piedad). “Terror Is My Scream” y “Pit Of Snakes” son de esos temas donde la banda muestra su cara más “Slayer” y se deja los adornos para otra ocasión, Thrash Metal Old School sin piedad desde el primer segundo.


En el último tramo del CD nos encontramos más leña con “Kneel To The Gun” y “Lost Dignity” y los casi nueve minutazos de “White Wizzard”, la composición que cierra el disco comienza con un riff cortante que deriva en un tema rudo y seco, que va a terminar por destrozar tu, ya de por sí jodido, pescuezo, de repente llega la parte central del tema y tras un casi insensible parón, se marcan un cambio de ritmo en el q aceleran el riff principal. Una vez más la combinación de los dos guitarras resulta asesina.


Los griegos siguen con paso firme liderando el Thrash Metal actual, sin caer en el hastío como otras formaciones coetáneas. Bien por ellos.



Nota: 8

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