Los griegos Suicidal Angels llevan ya unos cuantos años siendo
una de las bandas de referencia de aquella revolución que a mediados
de la década pasada surgió a nivel global en el Thrash Metal,
coetáneos de Bonded By Blood, Warbringer o los albaceteños Angelus
Apatrida, entre muchos otros, su propuesta sin dar concesiones de
ningún tipo nos vuelve a sacudir con una descarga de potencia y mala
leche a partes iguales.
Una vez más han contado con el gran Ed J. Repka para la portada
(por si a estas alturas queda algún despistado... autor de portadas
de Death, Megadeth, Dark Angel o las bandas estatales Aggression o
Wild, entre infinidad de bandas).
El disco, que cuenta con una producción clara sin caer en la
superproducción, llega hasta los casi cincuenta minutos, que se
reparten entre diez temas, alternando temas cortos, de entre tres y
cuatro minutos con temas de mayor minutaje.
“Marching Over Blood” es el tema encargado de romper el hielo,
nos golpea con su afilado riff desde el primer momento, el set de
batería de Orpheas Tzortzopoulos marca un ritmo endiablado y junto a
Aggelos Lelikakis convierten la sección rítmica de la formación en
un muro absolutamente inquebrantable. “Seed Of Evil” es el
primero de esos temas con algo más de duración, casi siete minutos
en esta ocasión, un tema no tan rápido, más machacón con uno de
los estribillos más pegadizos del plástico, muy en la onda de unos
Metallica en la época de “Master Of Puppets”. “Divide And
Conquer” nos da otra bofetada en forma de tema corto y que da paso
a una intro de violines con la que se nos presenta “Control The
Twisted Mind”, tema que tras dicha intro comienza con un arpegio
que desemboca en otro tema seco, pesado y con un riff envenenado que
acompaña a la áspera voz de Nick Melissourgos. A destacar a lo
largo de todo el disco el guitarra del propio Nick como de Chris
Tsitsis.
Con “In The Grave” llegamos al ecuador de la grabación, donde
la base rítmica machacará tu cuello de manera infernal. El tema
comienza contundente pero algo lento, cosa que en la segunda parte de
la composición cambia radicalmente, el tempo aumenta y las guitarras
intercambian solos vertiginosos en el tramo central, para ir
desacelerando poco a poco (eso sí, desacelerando pero con un doble
bombo golpeando nuestro pecho sin piedad). “Terror Is My Scream”
y “Pit Of Snakes” son de esos temas donde la banda muestra su
cara más “Slayer” y se deja los adornos para otra ocasión,
Thrash Metal Old School sin piedad desde el primer segundo.
En el último tramo del CD nos encontramos más leña con “Kneel
To The Gun” y “Lost Dignity” y los casi nueve minutazos de
“White Wizzard”, la composición que cierra el disco comienza con
un riff cortante que deriva en un tema rudo y seco, que va a terminar
por destrozar tu, ya de por sí jodido, pescuezo, de repente llega la
parte central del tema y tras un casi insensible parón, se marcan un
cambio de ritmo en el q aceleran el riff principal. Una vez más la
combinación de los dos guitarras resulta asesina.
Los griegos siguen con paso firme liderando el Thrash Metal
actual, sin caer en el hastío como otras formaciones coetáneas.
Bien por ellos.
Nota: 8
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