A principios de año nos llegaba el segundo álbum de los
canadienses SKULL FIST, una de las bandas surgidas en los últimos años que más fuertes irrumpieron en la escena Heavy Metal y
que mantienen su lugar a base de furgoneta, carretera y tocar allá
donde les requieran.
Huelga destacar que servidor no es su mayor seguidor, y es que, si
ciertamente la faceta instrumental de la banda me parece soberbia, la
voz del guitarrista y vocalista Jackie Slaughter, le resta puntos de
interés a la banda.
Aún así, lo más destacable en este trabajo, es que la
producción de la voz, que ha corrido a cargo de Dan “The Man”
Tsourinis, quien había producido tanto anterior trabajo de la banda
como el EP “No False Metal”, no resulta tan estridente como en
los anteriores lanzamientos, lo que para mi es un acierto sin duda.
El restro de producción ha corrido a cargo de Ryan Jones y Hyan
Mistry, corriendo la mezcla a cargo de Eric Ratz y la masterización
de manos de Harry Hess. La portada (horrible, por cierto), vuelve a
ser trabajo de Philip Bernard.
Centrándonos en lo musical de este “Chasing The Dream”, pues
más o menos, más de lo mismo que en “Head Öf The Pack”, pero
con más empaque, sin abusar tantísimo del doble bombo ni de los
falsetes y con grandes ejercicios de shredding. El primer puñetazo
lo da “Hour To Live”, tema que continúa en la línea marcada por
los lanzamientos precedentes, con un Chris Steve (Aggressor, ex -
Cauldron) tras los parches, en su primer trabajo con la banda, tras
su incorporación en 2012 y que es un tema muy típico de la banda.
Más relajado es “Bad For Good”, con una base más marcada y un
gran trabajo de guitarras a cargo del propio Jackie Slaughter y Jonny
Nesta, con un estribillo muy coreable. El tercer tema es “Chasing
The Dream”, tema que bautiza el plástico y otro excelente
ejercicio de los guitarristas, los toques a la New Wave Of British
Heavy Metal se dejan notar en “Call Of The Wild”, con esas
armonías en las guitarras.
En el ecuador de la grabación tenemos otro tema de esos que
llevan el sello de la banda, velocidad desde la base rítmica (a
destacar la solvencia del bajista Casey Slade), a la línea vocal y
los licks y riffs de guitarra. Aquí es quizá donde Slaughter cante
en ese tono que a mi particularmente se me hace tan difícil de
digerir, pero que dado que es uno de los sellos de identidad de la
banda a sus fans les gustará mucho. “You're Gonna Pay” fue el
single que aprovecharon para hacer un videoclip, y basicamente es
eso, un single, un tema que entra muy fácil, con un estribillo
pegadizo y donde la banda muestra sus mejores armas, seguramente si
lo has oído, es difícil quitarte la melodía principal de la cabeza
en un par de días.
Y ya que se han decidido a meterle velocidad, el doble bombo no
nos abandona en “Don't Stop The Fight”, tema que va a maltratar
tus cervicales a base de bien, aunque en el estribillo de un poco de
respire y se convierte en un tema bastante festivo. Para los amantes
de las instrumentales, antes del último tema, los guitarristas se
han dejado esa joyita bautizada “Shreds Not Dead”, pieza que no
llega a los tres minutos pero que muestra los recursos a las seis
cuerdas de Slaughter y Nesta. Para terminar “Mean Street Rider”,
el único tema de la grabación que supera los cinco minutos de
metraje, un tema muy potente y que tiene unos coros hechos para el
directo.
Como decía al principio, no me considero para nada un gran
aficionado a los canadienses, de ahí la sorpresa, al terminar los
casi treinta y siete minutos que duran los nueve temas de este disco,
comprobar que no se me ha hecho largo ni complicado de escuchar.
Buenos temas, buenos solos de guitarra y muy dinámico.
Nota: 7,5
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