De la mano de Discos Macarras nos llegó
el año pasado el triunfante debut de los “granadino – jienenses”
Cabeza De Caballo, banda que hunde sus raíces en terronos
pantanosos, desérticos y oscuros, dando a su sonido Stoner / Doom un
sabor añejo y crudo.
La banda, fundada en 2007, entrega su
primer larga duración tras el EP “Neigh Under A Red Sun” y
aunque en los tres años que ha mediado entre las dos obras hay una
clara evolución, el camino está más que marcado.
De abrir el plástico se encarga la
instrumental “El Verdor”, tres minutos de pesados riffs y lenta
base que nos hacen presagiar lo que se nos viene encima... y es que
desde un principio se ven las influencias... blues, rock psicodélico,
y por encima de todo ese Heavy Metal primigenio, crudo, carente de
adornos, que entre finales de la década de los setenta y principios
de los setenta dieran forma Blue Cheer o Black Sabbath y que años
más tarde formaciones como Pentagram, Electric Wizard o Reverende
Bizarre terminaran por modelar. Doom Metal pesado, lento, oscuro,
áspero, arenoso y absolutamente envolvente.
La cavernosa voz de Javyer López no
llega hasta “Iron & Wood” segundo corte del plástico, una
voz que a mi personalmente siempre me ha recordado un poco a la de JB
Christophersson, ex de Spiritual Beggars y líder indiscutible de
Grand Magus, el tema se abre con un riff rápido con efluvios incluso
en las guitarras a los británicos Iron Maiden, mucho más rockera se
nos presenta “Idols Bonfire”.
En la parte central del trabajo nos
encontramos “The Elder Reclaims Vengeance” un tema mucho más
pesado que los precedentes y con una parte central que es puro Heavy
Metal inglés de principios de los ochenta. “Volcanic Spell” fue
el tema con el que la banda presentó este trabajo a modo de
adelanto, un tema donde es innegable la influencia sobre la banda de
Iommi, Ozzy, Ward y Butler. Algo más acelerada es “Crown Of
Vulturess” con la que ya enfilamos la recta final del disco que se
cierra con la contundente “Return To The Cave”, tema cuya
duración se extiende casi hasta los 20 minutos de duración, donde
la parte final de la canción (casi nueve minutos) se convierte en
una auténtica ida de olla a base de acoples, juegos de efectos,
pequeños acompañamientos de batería que se van apagando poco a
poco hasta que cuando crees que el disco ha terminado, y tras un par
de minutos del mas absoluto silencio, la banda vuelve a atacar un
riff.
Uno de los trabajos hechos dentro del
estado español más a tener en cuenta del pasado año, pero que
llegó a manos del que escribe hace un par de meses solamente. No los
perdáis de vista porque deberían dar mucho que hablar.
Nota: 8
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