Cuando todos creíamos que con los dos
discos editados en 2010 Tobías Sammet había puesto punto y final a
la saga Avantasia, el vocalista alemán nos vuelve a sorprender con
una nueva entrega. Esta vez nos narra la historia de un joven
científico agnóstico, en la Inglaterra victoriana, que se da cuenta
de que a todo el mundo a su alrededor le falta el tiempo, a la vez
que el se embarca en un viaje personal. El disco es la primera parte
de una nueva saga, que tendrá continuidad en unos años.
Lo primero que nos llama la atención
es la increible portada pintada a mano, obra del mítico artista
británico Rodney Matthews, portadista entre muchos otros de Magnum o
Asia. Centrándonos ya meramente en lo musical, esta entrega de
Avantasia es variadita instrumentalmente y como siempre la nota de
color la ponen los infinitos invitados que participan en el proyecto,
algunos ya fijos como Bob Catley o Michael Kiske y nuevas apariciones
como el cantante de Saxon, Biff Byford, Ron Atkins de Pretty Maids o
Cloudy Yang.
Más de una hora de minutaje que se
reparte entre diez canciones, abriéndose el trabajo con “Spectres”,
donde Sammet se reparte la canción con Joe Lynn Turner (otra de las
nuevas voces de este “Mystery Of Time”) y donde desde un
principio se ven los grandiosos arreglos orquestales que esta vez han
corrido a cargo de la Film Orchestra Babelberg. Una melodía bastante
festiva nos introduce en una de las canciones más “powies” del
trabajo, donde el ex cantante de Rainbow lleva la mayoría del peso
de la canción, demostrando el increíble estado de su voz, a
destacar también el solo de teclado, obra de Michael “Miro”
Rodemberg, quien se ha encargado también de las orquestaciones, que
en el caso de “Black Orchid” quedan espectaculares, como
espectacular es la aparición estelar de Biff Byford, voz de los
británicos Saxon, que dota al tema de la fuerza a las que nos tiene
acostumbrados. Pero si hay algo que es fijo en los discos de
Avantasia, es a que aparezca en ellos la voz de Michael Kiske, y
“Where Clocks Hands Freeze” parece un tema hecho especialmente
para el, un tema donde su voz brilla de manera espectacular y con un
estribillo que trae a la mente el “Reach Out For The Light” de
aquella y ya lejana primera entrega. Justo al llegar al ecuador del
trabajo nos encontramos con el medio tiempo“Sleepwalking” donde
Tobías se acompaña de la dulce voz de Cloudi Yang, conocida por
hacer coros en Edguy o Kamelot entre otros, además este tema fue el
elegido para hacer videoclip promocional del trabajo, un tema que
comienza como balada y que poco a poco se va “endureciendo”.
La segunda mitad del plástico se abre
con “Savior In The Clockwork”, un tema de más de diez minutos,
donde las labores vocales se las reparten Turner, Byfford, Kiske y
Sammet y donde lo más destacable del tema es (una vez más) en el
grandilocuente estribillo (cosa que a Sammet siempre se le dió muy
bien), enorme también el solo del ex – Kiss Bruce Kulick. Tras
ella se abre de forma rápida “Invoke The Machine”, donde el
cantante de Pretty Maids, Ron Atkins, posiblemente canta de una forma
como no lo había hecho desde los primeros discos de su banda, tras
ella y ya encarando la parte final de la grabación, nos encontramos
con otro tema lento, “Whats Left Of Me”, una balada muy cuidada,
con grandes coros y donde aparece otro invitado que nunca antes había
aparecido en Avantasia, el cantante de los estadounidenses Mr. Big,
Eric Martin. Contraste de tempos y volvemos, con otro tema rápido,
“Dweller In A Dream”, donde la figura de Michael Kiske vuelve a
aparecer en otro tema que se ajusta a la perfección a sus
características vocales y obviamente, lo clava. Y llegamos al final,
otro tema largo, diez minutos de canción, donde se da el broche de
oro a un disco espectacular, “The Great Mystery” es posiblemente
el tema más operístico de toda la obra, donde Sammet vuelve a unir
su voz junto a Joe Lynn Turner y Biff Byford, sumado al sorprendente
trabajo de la Film Orchestra Babelberg, que acompaña a Sascha Paeth
a las guitarras (para variar también se ha ocupado de la producción)
y Russell Gillbrook a la batería... además cuando ya nadie le
esperaba, aparece justo en los últimos cinco minutos de disco la voz
del gran Bob Catley.
En definitiva, Tobías Sammet ha
juntado en esta sexta entrega, lo mejor de aquella primigenia Ópera
Metal de principios de la década pasada, teniendo momentos muy
cercanos a aquel power metal melódico, pero también se ha
impregnado de ese hard rock melódico de las últimas entregas de la
saga, todo arreglado con unos exquisitos arreglos orquestales y con
unos estribillos que son marca de la casa. Los sesenta y un minutos
que tiene el disco para nada se hacen largos.
Nota: 8,5
Jose Ruiz
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